lunes, 10 de enero de 2011

La Isla 2.0 - 1x01- Aeropuertos - Capitulo Completo

un juego, la experiencia La Isla 2.0. Es una especie de simbionte entre aquéllos míticos libros de "elige tu propia aventura", un juego de rol y una comunidad online completamente interactiva. Sólo de tus decisiones dependerá el curso de la historia. Se recomienda encarecidamente echarle un vistazo a las reglas del juego en este enlace permanente. Y recordad: todos los enigmas que se planteen en esta experiencia tienen una solución. No hay pregunta sin respuesta aunque, como ya hemos dicho, dependerá de ti, y sólo de ti, que las cosas lleguen a buen puerto.



DÍA 1.


Es temprano. Muy temprano. 

Pero ya conocéis la política de los aeropuertos: hay que estar al menos dos horas antes para hacer el checking y que los amables trabajadores puedan volverte loco con el peso de tu equipaje, las cosas prohibidas que guardas en tu neceser (ya sabes, esas cosas malignas: espuma de afeitar, desodorantes, perfumes y cosas así) y los elementos que debes facturar por las leyes vigentes por tu propia seguridad. En cambio nadie va a quitaros vuestro mechero. 

El café del aeropuerto no está tan mal. Sobre todo si tenemos en cuenta que ha sido una noche en blanco y que os quedan por delante muchas horas de vuelo. El primer avión está a punto de despegar del aeropuerto de Málaga y tiene previsto llegar a Francia, al Charles de Gaulle, aproximadamente a las 13:30. Allí tomaréis otro, a las 14:30 que os llevará a Papeete, en la Polinesia francesa en el nada desdeñable tiempo de 10 horas, esto es: llegaréis a Papeete a las 00:30 del día 04 de enero, aproximadamente. Allí sólo tendréis que esperar media hora. A la 01:00 en punto, siempre contando con que no haya retrasos de última hora, partiréis hacia Motu-Mute, Bora Bora. Una horita de viaje y estaréis oficialmente de vacaciones. 

Tras casi desnudaros en los controles de metales, facturar y demás cosas propias del arte de volar, estáis embarcando, con quince minutos de retraso, en vuestro primer avión. Es un vuelo de Air France y no, no es un vuelo low cost. Sois acomodados en vuestros correspondientes asientos y tras unas explicaciones de seguridad en varios idiomas el avión hace el ruido característico que anuncia el despegue.
El icono de “cinturones abrochados” está titilando sobre vuestras cabezas. 

Comienza el viaje.

EDITADO (04/01/11)

El primer vuelo transcurre sin incidentes hasta Charles de Gaulle, donde tomáis el nuevo avión que os llevará a la polinesia francesa. Pero cuando este está a una hora más o menos de llegar a su destino, un zumbido ensordecedor y una fulgurante luz blanca que invade todo el avión os deja inconscientes. 


Día 2

Y al unísono todos despertáis. Os sentís profundamente relajados. Claro que esta relajación no va a durar mucho rato puesto que, una milésima de segundo después de abrir los ojos, descubrís que, si bien seguís en vuestros asientos del avión y la luz cegadora ha desaparecido, parece que todo el vehículo vibra y traquetea como si estuviera a punto de desarmarse en mil piezas. 

Las mascarillas de oxigeno siguen colgando estúpidamente delante de vosotros, bamboleándose en el aire. Una sensación de vértigo os invade, como si cayerais en caída libre en una de esas atracciones de feria.
De pronto, vuelven los gritos. Ahora casi todo el pasaje ha sucumbido al pánico. Y no hay ni rastro de las azafatas. 

Echando un ojo hacia delante, los pasajeros que vuelan en primera clase descubren horrorizados que la puerta de la cabina de los pilotos está abierta, dando golpes contra la pared en cada sacudida violenta. Afinando un poco más la vista diríais que no hay nadie a los mandos. 

Alguien grita: “no hay piloto”. 

Es entonces cuando el avión se rompe por la mitad en pleno vuelo. El ruido es similar al que haría una tubería trabajando a máximo rendimiento que explotase de pronto dentro de una habitación acolchada. Es ensordecedor.

Un señor que corría por mitad del avión en plena crisis nerviosa sale volando y desaparece en un hermoso y terrible cielo azul con pocas nubes, blancas como el algodón.
 
El tiempo que transcurre entre la rotura del fuselaje y la caída en el mar es incalculable. Para vosotros ha sido toda una vida. La lógica dirá más tarde que tuvo que ser cuestión de segundos. Pero ahora la lógica ha salido volando junto al señor histérico. 

El “aterrizaje” es violento. La mayoría de vosotros abre los ojos en la límpida arena de una playa. Otros no tuvieron tanta suerte y quedaron atrapados en el trozo de fuselaje que cayó al mar. Explota una turbina. Hay gritos de dolor. 

El primer vistazo indica que hay mucha gente con sangre que se mueve desorientada de un lado a otro, quizá en estado de shock. Hay muchos cuerpos que siguen tumbados. Los dos motores del avión han caído en la orilla, a escasos cien metros el uno del otro. El que no ha explotado está vomitando un humo denso y oscuro que hace presagiar lo peor. 

Estáis parcialmente sordos, pero quedaros ahí de pie con la boca abierta es una locura.
¿Qué haréis?

Es el momento de tomar decisiones. 

EDITADO (05/01/11)

Tras el accidente todos los supervivientes pierden casi un día entero como consecuencia del shock y de la confusión. Cuando van recobrando consciencia de dónde están y observan la situación, rápidamente se ponen en marcha. Unos ayudan a los heridos, otros saltan al agua para salvar provisiones y mascotas de la bodega de carga semi hundida. Cae la noche y, alrededor de un fuego tratan de trazar un plan de acción para la mañana siguiente. 


Día 3


La noche ha sido relativamente amable con vosotros. Tras el hallazgo de la bota de vino del tipo que viajaba en pijama y el descubrimiento de que las dos únicas mascotas que viajaban en el avión están sanas y salvas, celebrasteis al fin estar vivos. Alrededor del fuego de la hoguera se propusieron varias vías de acción para cuando saliese el sol: 

 -Recuento y aprovisionamiento. Varias personas sugirieron que había que hacer recuento de supervivientes y recuento de provisiones. ¿Cuántos se han salvado del accidente y cuanta comida y agua se ha salvado del accidente? Se habla de ponerlo todo junto para mejor repartirlo. Por otra parte, un par de supervivientes proponen que podría realizarse una expedición de reconocimiento, para ver cuánto alimento podría aportar la selva junto a la playa. 

-Cuidado y atenciones especiales. Los heridos no son heridos de gravedad, pero todo el mundo intuye que van a tardar más de lo normal en rendir al cien por cien. Acaban de tener un accidente traumático y aunque es un milagro que hayan sobrevivido, están heridos. Eso multiplica por dos el tiempo que tarda un ser humano en reponerse mentalmente del shock. Por otra parte es posible que entre los supervivientes existan personas que precisen de atenciones especiales: diabéticos, asmáticos, drogodependientes, etc… Se plantea cómo atender a todos y cada uno de los supervivientes “especiales” (de haberlos, además de los heridos). 

-Alojamiento. Varias personas dijeron que este tema era absurdo. Luego de pasar la noche al raso comienzan a cambiar de idea a regañadientes. Con lo único que contáis es con cuatro palos (literalmente) y varias mantas a modo de “toldo”. No es lo suficientemente grande para todos y, de momento, se ha usado para que los heridos descansen bajo techo. 

Luego de debatir todo esto, poco a poco todos vais quedando dormidos tras un día demasiado largo. Hay quien se resiste a Morfeo, preocupado por la situación o demasiado nervioso para dormir. Pero la mayoría duerme junto al fuego y en el campamento. 

Amanece en la playa. 

Es una mañana de pleno sol. Una mañana tropical, dice el pasajero en pijama. El sol arranca los retazos de los sueños de la noche pasada y ofrece una nueva perspectiva de todas las cosas. 

Esto es una playa, de arena blanca y límpida. El mar es casi transparente, con un fulgor turquesa. Mar adentro, a algunos metros de la orilla, el fondo más oscuro indica arrecifes.

A vuestra espalda se extiende una densa selva. A primera vista podéis apreciar gran cantidad de cocoteros. Son unos cocos de color naranja. Seguramente con bastante agua dentro. Ideales, suponéis. Una expedición podría daros más información sobre la flora y fauna. Desde cualquier punto de la playa y mirando hacia la selva podéis ver un enorme pico que sobresale por encima de todo. Podría ser un volcán. 

Cuando os acercáis a ver a los heridos parece que todos están bien. El señor asmático del avión, que dice llamarse Bruno y ser abogado, da gracias por haber llevado encima su aerosol en el momento del “accidente”. No podéis evitar preguntaros qué ocurrirá si tardan en rescataros y se acaba el inhalador.
Un par de supervivientes ha amontonado por un lado todas las provisiones y por otro todo el equipaje que se ha rescatado del “naufragio”. Dicen que podrían ir viniendo de uno en uno para ir repartiendo las pertenencias personales de cada uno. Parece que no ha habido pérdidas reseñables.

En cuanto al recuento: 45 supervivientes. De ellos diez están heridos leves. Otro más tiene fiebre a causa de la hemorragia y la insolación del día anterior (la chica pelirroja, Helen, según dice llamarse). Comida: para un par de semanas bien racionada. Agua: quizá un litro de agua por persona para seis días. 

Otro superviviente que exploraba la playa en busca de “madera de deriva” para mejorar el campamento llega diciendo que ha encontrado bastante material tras una duna. Viene con lo que podría ser la portezuela de una avioneta, muy oxidada y descolorida. En su lateral aún pueden verse los restos del dibujo de un pato con un gorro de aviador. 

El día amanece con muchas novedades. 

Buenos días, Isla.


EDITADO (07/01/11)

Decididos a encontrar alimentos y agua, un grupo se adentra en la selva tras la playa y encuentra una gran variedad de árboles frutales que deberían garantizar comida para una larga temporada. De todos modos el pensamiento general es que se trata de algo provisional, puesto que es evidente que os rescatarán pronto. También encuentran en la expedición un manantial de agua. Tras comprobarlo se decide que es agua potable. En el campamento se hace recuento de provisiones y supervivientes y se llega a la conclusión de que no se va a pasar hambre ni deshidratación con lo que ya se tiene y lo que se ha encontrado. Se han agrupado los equipajes rescatados y la comida salvada.

Día 4

Tras el éxito de la expedición alimentaria la gente comienza a animarse un poco. “Van a venir a rescatarnos mañana mismo, seguro, pero al menos estaremos en plena forma cuando eso suceda”.
El “refugio” ya parece otra cosa. Con la colaboración de todos, usando mantas, hojas de árbol y madera de deriva, ahora parece un auténtico refugio a lo Robinson Crusoe. No es un anti-aéreo, pero seguro que protege de la humedad de la noche y de las posibles lluvias (nunca se sabe con los climas tropicales). No obstante, la mayoría preferís dormir en la misma playa, junto al fuego, puesto que el clima acompaña e invita a hacerlo.

Tras el descubrimiento por parte de un pasajero de que su reloj estaba parado, varios supervivientes más comprueban atónitos que los suyos también lo están. Lo mismo pasa con los móviles y portátiles. Todos los relojes marcan las 12:30 o las 00:30, dependiendo de si son analógicos o digitales.  Ni siquiera hay línea para las llamadas de emergencia, pero cuando Javier (pasajero superviviente que dice trabajar para una empresa de reformas) trata de hacer esa llamada escucha al otro lado de la línea un pitido molesto y una conversación muy lejana, por encima de las interferencias. No es capaz de pillar ni una palabra de lo que dicen los dos hombres que dialogan acaloradamente por dos razones: se les oye muy de fondo, con mucho ruido de interferencias y hablan en lo que tan sólo puede clasificar como “cualquier lengua extranjera”. Después de que la comunicación se corte repentinamente, todo intento por volver a llamar a emergencias es infructuoso. No hay cobertura.

Alguien dice que, según sus cálculos hoy podría ser el día de reyes. A todo el mundo le hace mucha ilusión tener algo que festejar (crean o no en esa festividad concreta) porque se trata de algo ajeno a La Isla y común para la mayoría de supervivientes. Pasan el día festejando despreocupadamente tratando de apartar de sus mentes la insistente vocecilla que les dice que a lo mejor no es 6 de enero. Que cuando perdieron el conocimiento en el avión era de noche y cuando se “rompió” el fuselaje era pleno día. Que no saben cuánto tiempo han “perdido”. Olvidan esos pensamientos para no aguar la fiesta y pasan un feliz día de reyes.

Día 5

La mañana llega con una leve llovizna. No es lo que os temíais. Todos habéis visto en películas o series de televisión que en las islas tropicales (y esto parece una) la tendencia es que, de repente, caiga un diluvio sin pleno aviso. Esto no es eso. Es más bien, como dicen en el sur, un “chirimiri”, o, como lo llaman en el norte, “calabobos”. En fin, cuatro gotas de agua sin demasiada fuerza que os despiertan de buena mañana y os despejan la cara después de un reparador sueño.

La lluvia cesa en poco tiempo, lo suficiente para tener a todo el “campamento” en marcha muy temprano. La visita de rigor a los heridos acaba con muy buenas noticias. El superviviente que estaba peor, la chica pelirroja con la hemorragia, que había pasado las dos últimas noches con fiebre alta, parece completamente recuperada de sus heridas. Con ella curada, el número de heridos ya no es algo a tener en cuenta. Tan sólo hay un señor mayor que se ha lesionado una pierna y cojea al andar. Todos los demás, a estas alturas, ya están de nuevo en plena forma y ayudan de un modo o de otro en las tareas del campamento. 

Alguien ha hecho un descubrimiento un poco menos feliz que el anterior. Durante la noche “alguien” ha robado provisiones. 

Todos se acercan al lugar donde se han amontonado todas las provisiones para mejor repartirlas y descubren que es cierto, que ha menguado considerablemente el tamaño de las reservas. A fin de poder recontar mejor en todo momento, se habían colocado los artículos ordenados por tipos. Así, todas las botellas de agua estaban juntas, todas las chocolatinas estaban juntas, etc…

Tirando del último recuento que se hizo el día anterior concluís que faltan: seis botellas de agua, diez paquetes de sándwiches, ocho latas de cerveza y otras diez (quizá once) latas de conserva. Se buscan huellas en la arena y tras un rato de descartar las que son de los propios supervivientes, se descubre un par de huellas que sale de la selva, llega hasta las provisiones y vuelve a adentrarse en la selva. A juzgar por el surco se trata de alguien que va descalzo. 

Reunión de urgencia. 

Se plantea comenzar con la jornada de un modo normal, pero decidir si va a hacerse algo al respecto
.
¿Qué decís?


EDITADO (08/01/11)

Algunos supervivientes se adentran en la selva siguiendo el rastro de huellas del ladrón de provisiones. Tras mucho buscar encuentran entre la maleza todo lo que les ha sido robado, apilado en un claro, pero cuando van a cogerlo caen en una trampa de red. Descubren que están siendo observados y ven a un chico de unos dieciséis años que les observa escondido tras un árbol y que huye al verles. Le persiguen, descubriendo por el camino que hay más trampas colocadas por la jungla. Una vez lo alcanzan, el chico resulta ser otro superviviente del vuelo. Él no ha colocado las trampas. Se planea usar un bote salvavidas rescatado del avión siniestrado para bordear la costa y comprobar el tamaño del sitio en el que están y si hay civilización en el lugar. Por otra parte también se planea una expedición al volcán que puede verse desde la playa para saber un poco más de lo que les rodea. 

Día 6

Amanece. Es vuestro quinto amanecer en esta playa. Ya estáis comenzando a familiarizaros con la hora en la que sale el sol y vuestro reloj biológico se ha programado con facilidad. Os levantáis y os ponéis en marcha. Hoy hay muchas cosas que hacer. 

Las guardias de la noche aseguran que no ha habido novedades. Una noche tranquila, sin visitas no deseadas.
Por otra parte, los que han dormido en el refugio en lugar de en la playa alrededor de la hoguera se despiertan con una desagradable sorpresa: han sido victimas del ataque de un enemigo feroz e implacable. Las pulgas. Alguien se ha contado en el cuerpo más de cien ronchas. El picor es insoportable y alguno de los heridos que ya estaba mejor ahora tiene fiebre alta, suponéis que como consecuencia de las picaduras. Los mosquitos también se han cebado con todo el mundo, pero es algo más llevadero. 

Con un desayuno medio decente por delante, se convoca lo que ya se está convirtiendo en costumbre en La Isla, una reunión improvisada en la que cada uno expresa sus inquietudes y sus ideas para el día de hoy. Y es que nadie quiere pensar más allá de veinticuatro horas. Todos sabéis que esto es una protección mental. Que nadie quiere pensar que van a pasar cuarenta y ocho horas más sin que aparezca un equipo de rescate. Porque es imposible que nadie os esté buscando, ¿no?

Los temas que se están tratando son los siguientes:

1.     1. Comida. Ayer se habló de que se podría tratar de buscar más alimento aparte de la fruta. Debe haber animales en alguna parte. El pescado ha resultado ser otra buena opción ya que lo hay a mansalva, pero las cañas creadas ayer con palos y cuerdas han resultado ser poco útiles. ¿Alguien sabe hacer una caña mejor? ¿Alguien sabe hacer trampas para animales?

2.       2. Volcán. La expedición al volcán se pinta como una simple excursión para reconocer el lugar en el que os encontráis. Quizá clasificando el tipo de volcán podáis tener una idea del tipo de sitio en el que habéis caído. Alma y Ludio van a salir en cuanto acaben su desayuno hacia allí. ¿Alguien se apunta? ¿Alguien puede aportar algo más a esto?

3.     3.  Viaje en bote. La expedición en bote para bordear la costa ha tenido gran aceptación. Aparentemente parte de la misma hipótesis que el viaje al volcán, “conocer mejor el entorno”, “saber si esto es una isla, una península o lo que sea”. Javier ya ha inflado el bote salvavidas y algunos supervivientes han traído madera que servirá como remos. ¿Alguien más se apunta? ¿Alguien tiene conocimientos útiles para esta expedición?

4.     4.  Las trampas y los salvajes. Es un tema recurrente desde que robaron las provisiones. El hecho de que ayer alguno de vosotros cayese en trampas de red aún ha puesto más nerviosa a la gente. La pregunta global es: “si no estamos solo, ¿quiénes son y por qué tratan de cazarnos? ¿Algo que hacer al respecto? ¿Alguien tiene alguna idea?

Disfrutáis del desayuno oyendo las opiniones del grupo. Dentro de poco comenzarán las expediciones.
¿Algo que añadir a la reunión? ¿Alguien se apunta a alguna de las expediciones? ¿Ideas?

Es hora de moverse.


EDITADO (08/01/11)

Un grupo decide hacer una incursión a la selva para inspeccionar más de cerca el volcán. Pueden descubrir que se trata de uno enorme, inactivo y que, probablemente, se encuentre en una isla. Cuanto más se acercan al volcán más nítida se hacen las interferencias en los teléfonos móviles que llevan consigo en las que pueden identificar a un hombre hablando en una lengua muy extraña, con ciertas similitudes con las lenguas latinas. También encuentran una tumba, un montículo de tierra con una cruz rústica clavada. En uno de los palos que forma la cruz está tallada la palabra “SATRIPOZI”. A la vuelta al campamento ponen todo esto en conocimiento del resto pero descubren que el otro grupo, el que había tomado un bote salvavidas para delimitar el perímetro exacto de la costa, aún no ha regresado. La expedición en bote se encuentra varias sorpresas en su camino. Mientras bordean la costa hallan una especie de cementerio de aviones en la orilla, como a un kilómetro del campamento. Hay aviones destrozados y oxidados, entre ellos uno con una esvástica en la cola. Más adelante, siguiendo con la navegación, encuentran, como a media jornada de viaje, lo que parece ser la pequeña parte que asoma de un barco hundido. La última sorpresa que les depara el destino es que la isla (o lo que sea que sea) es más grande de lo que pensaban y que no les va a valer con un solo día para circunnavegarla. Deciden acampar en una playa. 

Día 6

CAMPAMENTO UNO

Las pulgas no han dado tregua esta noche tampoco. Casi nadie ha querido dormir en el refugio porque parece que es allí donde atacan. Respetan a la gente que acampa junto al fuego. Aquéllos que se quedaron allí para así tener cerca las provisiones y vigilarlas amanecen como “monstruos”, llenos de picadura. Uno de ellos tiene fiebre alta y se desmaya nada más levantarse.

“El Desayuno de los Campeones” consiste en mango, banana y fruta del árbol del pan en un cuenco con un poco de leche. Queda muy poca leche y, o se bebe, o se estropeará sin refrigeración. 

 Como ya viene siendo costumbre cada mañana, la gente aprovecha el desayuno para hacer una reunión en la que mostrar sus inquietudes. Hoy parecen todos especialmente sombríos. Debe de ser que va a pasar una semana del accidente y no hay rastro de unidades de rescate. Tampoco ayuda el hecho de que parezca que hay gente en la selva que pone trampas y roba comida y la expedición en bote no ha regresado en toda la noche. Los temas tratados son:

1.       El Rescate. Se sugiere que habría que hacer algo. Una hoguera grande permanentemente encendida o algo así, para hacer más fácil vuestra localización. ¿Qué hacemos? ¿Ideas?
2.       La Expedición en Bote. No han regresado en toda la noche. La gente teme que los hayan capturado “los salvajes”. Hay quien opina que cada vez que os separáis ocurre algo malo. ¿Crear una segunda expedición para ir a buscarlos? ¿Esperar?
3.       Los Salvajes. A nadie acaba de hacerle gracia que “los salvajes” tengan un idioma y aún así nos pongan trampas y nos roben. Y cuando dicen idioma quieren decir un idioma parecido al vuestro. Hay alguien que opina que si son vascos a lo mejor es que no quieren que les quitéis su tierra. ¿Qué hacer con “los salvajes”? ¿Qué idioma es ese en el que hablan por radio? ¿Son los “salvajes” los que hablan por radio?

Esta mañana la gente se siente con ganas de hacer cosas. Puede que sea un buen momento para organizar planes que requieran un mayor número de personas involucradas. O al menos para conseguir que todo el campamento comience a funcionar en condiciones, repartiendo tareas, creando mejores infraestructuras de caza y pesca…

¿Qué tenemos pensado hacer hoy?

CAMPAMENTO DOS

Llegasteis a la playa sin problema con vuestro bote salvavidas. Es una parecida a la del campamento inicial, solo que muchísimo más pequeña. Solo un clarito de arena en mitad de la jungla. No hay rastros de civilización ni nada extraño en las inmediaciones (hacéis una patrulla de reconocimiento antes siquiera de encender el fuego). Cuando veis que todo está bien, preparáis la hoguera, repartís las guardias y acampáis, durmiéndoos alrededor del fuego.

La noche pasa sin incidentes graves. La tercera guardia, hecha por Javier, es la única con novedades. Mirando selva adentro durante su turno, Javier descubre que a lo lejos en la vegetación, una luz parpadea. Sin perder vista un solo momento, nota que tiene una especie de ritmo y cadencia. Parpadea asimétricamente pero con cierto sentido. Piensa en el morse. Puede tratarse de un sistema de comunicación silencioso. Escudriña la selva buscando la respuesta y la encuentra. En la dirección contraria, a mucha distancia del campamento y al doble de la primera luz, aparece una segunda que, intermitentemente, le responde a la primera. No es morse, eso está claro. Pero, o están hablando entre sí o es una casualidad muy pero que muy grande porque, al cabo de un rato las dos se apagan haciendo antes el mismo efecto lumínico: un fogonazo más grande que el resto y luego tres intermitencias. 

Cuando amanece, ponen en común la experiencia de la guardia y comentan el tema del barco hundido y las avionetas estrelladas. Son menos para tomar una decisión y no tardan mucho en ponerse en marcha pero, ¿cuál es la decisión que han tomado?

1.      Volver al campamento con los demás.
2.      Continuar el plan inicial, dar la vuelta a la supuesta isla.
3.      Explorar las luces.
4.      Explorar el barco.

Es hora de moverse, Isla.

El grupo del bote decide volver al campamento pero revisar antes el barco y los aviones.

En el barco, al acercarse lo suficiente descubren que es , como ya imaginaban, un enorme crucero. Andrés se sumerge para ver si ve algo más (no es experto en buceo pero que se sepa, nadie en La Isla lo es). Se mete a pulmón. Al salir avisa de dos cosas, una mala y una buena.

La mala, cree haber visto un tiburón.
La buena: el crucero se llama Witchcraft y tiene pinta de ser muy antiguo y muy "ricachón": Puede que haya cosas interesantes en los camarotes. Lo bueno es que ha visto media docena de botes salvavidas y barcas salvavidas, atadas en sus posiciones. Quizá alguno valga.

Alertados por la posible presencia de tiburones continúan navegando. El "cementerio" de aviones es un espectáculo sorprendente.
Cuentan mas de dos docenas de modelos de avionetas (unas más grandes, otras más pequeñas) de diversas épocas. Entre ellas hay un trozo enorme de lo que parece la cabina de los pilotos de un avión comercial.

L.L. y Swi deciden subir a la cabina para ver si hay radio o algo así. La hay. Funciona medianamente bien, a pesar de que el avión parece llevar allí muchos años a juzgar por la suciedad y la maleza que ha entrado en el interior.

En la radio un hombre habla en un extraño idioma. Se oye muy de fondo y de cuando en cuando parece que hay gente que le responde. El idioma es desconocido, pero L.L dice que le suena de algo. De hecho es capaz de entender algunas palabras.

-Pulga... teléfonos y ¡emboscada!

Uniendo cabos dilucidan que su campamento puede estar siendo observado. Pulgas.. ¿emboscada?
Por si lo que quiere decir la voz es que se planea una emboscada en el campamento de las pulgas deciden volver a toda prisa.

Diego se ha llevado un souvenir del cementerio de aviones. Una Luguer, una pistola antigua encontrada en una avioneta con una esvástica. No cree que vaya a funcionar por el aspecto herrumbroso que tiene, pero cree que quedará muy bien en su estantería de cosas frikis.

Llegando al campamento deciden bajar del bote antes de tiempo y continuar a pie, no sea que haya habido una emboscada y los pillen también a ellos.

Llegando descubren cOMO Virginia, Ludio y un tipo al que ninguno reconoce, deambulan atentos por la jungla.
Puede ser que ya haya sucedido algo o que al final se haya optado por aquello que se dijo de asegurar un perímetro de seguridad.

Sea como sea descubren que no están solo. Detrás de un árbol hay un tipo vestido con andrajos, descalzo, con una barra de acero y que se esfuerza en ser sigiloso.

Deciden por señas rodearlo y reducirlo. L.L., Javier y Swi en cabeza, acercándose muy despacio. En retaguardia, Diego y Andrés, con piedras en las manos, para hacer de cobertura.

Cuando están muy cerca el tipo oye la tipica ramita que cruje bajo las botas de L.L. Él lo tenía más fácil al ir descalzo.
Comienza a atacarles con la barra de hierro, parece buen luchador, pero ellos son más. L.L. recibe un buen golpe en el hombro derecho, Javier otro en una mano. Swi logra golpearle. Un buen puñetazo, pero el tipo es duro y reacciona atacando de nuevo. Recibe una pedrada en la sien que lo deja algo tonto, pero sigue atacando.

-Quieto o te frío- grita Diego apuntándole con la oxidada Luguer.

El tipo se sorprende. Se refleja algo de terror en su cara. Y ese momento es aprovechado por Andrés para tirar una nueva piedra, esta vez le da entre ceja y ceja y le hace caer inconsciente.

La expedición vuelve a casa con un prisionero.

Las decisiones vuelve a estar en vuestras manos.

La noche ha caído en La Isla.

No hay comentarios:

Publicar un comentario